Aditivos alimentarios, ¿qué son los números E-?

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Los aditivos alimentarios son sustancias que se añaden a los alimentos para mantener o mejorar su inocuidad, su frescura, su sabor, su textura o su aspecto. Es necesario comprobar que estas sustancias no causen efectos perjudiciales para la salud humana antes de utilizarlos, es por ello que son evaluados regularmente por las autoridades sanitarias (en el caso de Europa por la EFSA, la agencia europea de seguridad alimentaria). Dicha evaluación se basa en las dosis máximas de uso establecidas por la Comisión del Codex Alimentarius.

Algunos de estos aditivos alimentarios se usan desde hace siglos para conservar alimentos, como ocurre con la sal en el jamón y el bacalao, el azúcar de las mermeladas o el dióxido de azufre en el vino.

Con el desarrollo de la industria alimentaria, el transcurso del tiempo ha hecho posible la obtención de una gran variedad de nuevos aditivos para satisfacer las necesidades de dicha industria. Los aditivos son necesarios para preservar la inocuidad de los alimentos elaborados y para mantenerlos en buenas condiciones  durante su transporte desde las fábricas hasta los consumidores, pasando por los almacenes y comercios.

Los aditivos alimentarios pueden derivarse de plantas, animales o minerales o pueden ser sintéticos, es decir, creados en un laboratorio y se clasifican en:

  • aromatizantes
  • colorantes
  • conservantes
  • antioxidantes
  • acidulantes
  • espesantes
  • derivados del almidón
  • saborizantes
  • emulsionantes
  • edulcorantes

En la Unión Europea los aditivos alimentarios se clasifican con los "números E-", una serie de códigos que sigue el Sistema Internacional de Numeración de Aditivos Alimentarios. La mayor parte de los edulcorantes están situados entre los números E950 y el E999, aunque no todos se encuentran en dicho rango.

¿Son seguros los aditivos alimentarios?

Según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), todos los aditivos que se usan en la Unión Europea deben haber sido evaluados y autorizados. Para ello deben haber demostrado que son seguros a las cantidades utilizadas, que son necesarios en los alimentos en los que se autorizan y que no llevan a engaño al consumidor.

Puesto que la mayoría de las evaluaciones de aditivos alimentarios se remontaban a los años ochenta y noventa, algunas incluso a los setenta, se consideró necesario que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria volviese a evaluar todos los aditivos autorizados antes del 20 de enero de 2009. La reevaluación se llevó a cabo de acuerdo con un programa establecido por la Comisión Europea y finalizó en 2020.

Recordemos que solo puede autorizarse un aditivo alimentario cuyo uso cumpla las siguientes condiciones:

• No debe suponer ningún riesgo para la salud de los consumidores, partiendo de las pruebas científicas disponibles, siempre que se utilice en las cantidades propuestas.
• Debe haber una necesidad tecnológica razonable para utilizarlo que no pueda cubrirse por otros medios.
• Y por último, su uso no debe inducir a error y además ha de ser beneficioso para el consumidor. 

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